Si dependes de tu pareja no lo llames amor
Hay amores que acompañan y amores que atan. A veces, desde dentro, no es fácil distinguirlos. Cuando has crecido escuchando que el mundo es peligroso, que no puedes solo, que sin tu familia o sin tu pareja estás perdida, es muy comprensible que acabes confundiendo dependencia con amor, control con cuidado, y miedo con protección. Quizá te reconozcas en pensamientos como “si mi pareja me deja, no sabré ni quién soy”, “sin él o ella no tengo vida” o “si mis hijos se alejan, el mundo los va a destrozar”. Son frases que nacen de la angustia y de la inseguridad, pero que muchas veces se camuflan bajo la máscara del cariño.
Juntos en la consulta podemos analizar y comprender por qué se generan estos vínculos dependientes, cómo se van formando en la infancia y se consolidan en la pareja. Desde la psicología forense, además, es posible describir y acreditar el impacto que tienen estas relaciones en tu salud mental y en la de tus hijos, especialmente cuando la dependencia se entrelaza con dinámicas de control, abuso o violencia psicológica. No se trata de juzgarte ni de etiquetarte, sino de ofrecerte un mapa para entender qué te pasa y qué caminos tienes para transformar tu manera de vincularte.